La gran temporada del Renacimiento italiano se abre con el genio de \ATXul1024 Leonardo\ATXul0 , artista y hombre de ciencia, que de la observaci≤n experimental de la naturaleza saca los elementos de su pintura, en particular, las caracterφsticas de movimiento y de luz, logradas por el artista con la tΘcnica del \i sfumato\i0 . La r
ealidad aparece asφ envuelta en la atm≤sfera, en una dimensi≤n indefinida y misteriosa.\par
En Umbrφa, la pintura natural, suave y serena del \ATXul1024 Perugino\ATXul0 abre camino al "divino" \ATXul1024 Rafael\ATXul0 , que concretiza el ideal de armon
φa y perfecci≤n al que aspira la cultura italiana del Renacimiento. La claridad compositiva de Rafael, la naturalidad, la expresi≤n noble de los sentimientos, constituirßn sucesivamente el ideal clßsico de los artistas. \par
En la pintura veneciana, luz
y color hallan una fusi≤n total en las escenas idφlicas y contemplativas de \ATXul1024 Giorgione\ATXul0 , inmersas en la paz de la naturaleza. \ATXul1024 Tiziano\ATXul0 muestra un carßcter mßs apasionado y exuberante, que se expresa con contrastes expr
esivos. Su uso del color ejercerß una influencia determinante en la pintura europea sucesiva.\par
\ATXul1024 VeronΘs\ATXul0 evoca el boato de la rica sociedad veneciana en vastas composiciones religiosas de inspiraci≤n profana. Siente predilecci≤n por
los colores brillantes y luminosos en escenogrßficas estructuras arquitect≤nicas. \ATXul1024 Tintoretto\ATXul0 , profundamente religioso, nos deja una obra apasionada y a veces doliente, que busca efectos de luz de fuertes contrastes. Rompe los cßnones c
lßsicos convencionales con tonos a veces visionarios. Es Θste un aspecto de la crisis manierista, que entre otros intΘrpretes ve en Parma a \ATXul1024 Correggio\ATXul0 , atraφdo por una pintura melanc≤lica y voluptuosa, y en Florencia a \ATXul1024 Pontor
mo\ATXul0 , introvertido y arrebatado, y a \ATXul1024 Rosso Fiorentino\ATXul0 , expansivo y dramßtico.\par